jueves, 23 de mayo de 2013

Entrevista a Jose Vicente Romero Camacho, Director Musical de la Banda de Ntro. Padre Jesús de Nazareno de Calzada de Cva.

Antonio Pablo: 1.Nombre Completo.

Jose Vicente: Jose Vicente Romero Camacho

A.P.: 2.¿A qué se dedica?

J.V.:
Soy maestro especialista en Música en dos colegios públicos. Trabajo en ésto desde el año 2001, cuando con 24 años, tras aprobar la oposición en la Comunidad Valenciana (sin obtener plaza), me contrataron como interino en Elche. Ese mismo año aprobé otra oposición y conseguí mi plaza en Castilla-La Mancha.

Además de mi labor como docente, dedico mi tiempo libre a otros ámbitos de la música, principalmente a la composición, especializado en bandas sonoras para cine y audiovisuales, alternando entre composición de obras para bandas de música y marchas cofrades. También como director musical y maestro, si se puede llamar así, de bandas de cornetas y tambores o agrupaciones. Y como no, como intérprete, con el piano, la voz y la trompeta.

A.P.:
3. ¿Cuántas marchas ha compuesto?

J.V.: Veinte marchas para agrupaciones y bandas de cornetas y tambores y cinco para bandas de música. Además tuve que realizar arreglos de numerosas marchas del repertorio nacional, así como de otras piezas conocidas no cofrades.

A.P.:
4. ¿Cuál es su favorita?

J.V.: Me lo pones bastante difícil. Tengo tantas niñas bonitas... Pero quizás, la más especial para mí sea "Adiós... Amiga", por las connotaciones personales, por la envolvente emocional y trágica del día en que la compuse, por ser un recuerdo vivo de una gran amiga, de mi amiga Paqui. Me recuerdo frente al piano a lágrima viva, con tanto dolor, despidiéndome de ella a través del encadenamiento de dolorosos sonidos, de tristes notas musicales. Fue un bálsamo para mí y un homenaje para ella. Fue, sin embargo, la música que jamás quisiera haber creado.

A.P.: 5.¿Cuánto tiempo hace desde que usted decidió ser director y compositor musical?

J.V.: Bueno, realmente nunca me lo había planteado. Yo acababa de terminar la carrera, estaba estudiando las oposiciones y trabajaba en los albañiles y de camarero. Fue a través de mi amigo Darío y de mis vecinos Manolín y su sobrina y compañera mía Mari Carmen, los cuales me pidieron ayuda para sacar las notas de una marcha que estaba intentando montar la banda de los negrillos. Días después, me planteé componerles una marcha y, con el apadrinamiento de Darío, llegué al convento con mi sintetizador y mi amplificador y, con unos sonidos de violines y violonchelos, toqué una posible melodía, sin forma cerrada, que podría enseñarles si les parecía bien. Extrañados por esa nueva forma de música que difícilmente podrían imaginarse que se pudiera hacer con cornetas, arriesgaron con valentía. Y así fue como empezó mi nuevo rol de director de esta gran banda. Esto fue allá por el año 1999.

Como compositor musical, yo jamás me había planteado ésto. A mí me apasionaba la música, pero no aquella que había que estudiar con aquellos métodos amarillentos y aburridos de solfeo. De hecho recuerdo que odiaba ir a aprender solfeo, yo y casi todos mis compañeros, que hacíamos "torera", a pesar de que nos caía una buena en casa. Sin embargo, conseguí salir en la banda con unos 10 años, fui tres años al conservatorio y aprendí con ello ciertos rudimentos musicales. Pero, fue a través de un amigo del colegio (J. Manuel Trujillo) con quien y cuando me inicié en la composición musical. Me fichó para su grupo de poprock, porque decía que era capaz de improvisar melodías y armonizarlas con mi voz, sobre aquellas canciones del momento (REM, Héroes del Silencio...). Yo lo hacía de forma espontánea y tampoco me planteaba nada más. Ilusionado por poder tocar en un grupo me compraron mis padres un tecladillo Casio, con el que aprendí los acordes básicos y con el que compuse mi primera canción a los 14 años. Ahí adquirí cierta consciencia de que tenía cierta creatividad y facilidad musical. Durante veintitantos años después, y hoy, más asiduo o menos, tuve y tengo en mi horizonte la necesidad y el sueño de crear música. Sigo luchando por ello y espero algún día poder ofrecer en mi pueblo toda la música que ya he escrito y la que está por llegar, a pesar de que ciertas personas, intenten cerrarme las puertas de mi pueblo. Es lamentable,`por ejemplo, que se haya privado a los hermanos de Ntro. Padre Jesús Nazareno y al público en general de escuchar en sus procesiones una marcha que compuse titulada "Nazarenos en Silencio", dedicada a esta hermandad, escrita para la banda de música y vetada por su director. Se le pidió desde la hermandad que la tocara pero no lo hizo, primero con excusas injustificables y luego, ante la insistencia, con excusas infantiles, reconociendo que no la toca porque jamás tocará nada mío, y poniendo sobre la mesa la posibilidad de romper el contrato y no tocar con los negrillos. ¡Qué falta de respeto a esta cofradía, y a Calzada! Un problema personal que tenemos ambos no es excusa para comportarnos sin profesionalidad. Su sueldo lo paga Calzada de Calatrava pero con su falta de ética y de respeto a nuestro pueblo, no deja mostrar mis creaciones a mis paisanos. Son piedras en el camino que espero superar, cuando el sentido común prime. No obstante, quiero invitaros a que echéis un vistazo a mi página web (www.josevicenteromero.com) allí, además de mis bandas sonoras, podréis escuchar esta malograda marcha, que tuvo que ser estrenada por otra banda, la de Miguelturra. También podréis escuchar otras dos marchas para banda de música ("Ave María Dolorosa") que compuse por encargo para la hermandad de la Dolorosa de la Catedral Ave María y para la Santa Cena ("Sta. Cena de los Estudiantes"), ambas de Ciudad Real capital.

A.P.: 6.¿Cómo prepara a las bandas de cara a la Semana Santa?

J.V.: Todo se organiza en torno a las necesidades de cada año. Por un lado, la plantilla de músicos, que es cambiante, por otro lado, sus propios gustos y peticiones, y los míos. La banda suele ensayar entre tres y cinco días en semana, en función de la proximidad de la Semana Santa. Yo suelo ir con ellos un día en semana, a veces dos. Y en el último mes, tres o más días. Ésto ocurre porque es al final cuando un mayor número de miembros asiste con mayor asiduidad, siendo el verdadero problema que se me plantea para organizar el trabajo, principalmente por aquellos que presentan mayores dificultades de aprendizaje. Igualmente, hay miembros que necesitan pocos ensayos y hacen un gran papel. Son numerosas las circunstancias que impiden a algunos asistir con frecuencia, pero lo importante es que aporten y defiendan su papel.

En los ensayos, se asientan y corrigen errores en marchas de años anteriores (ese fue nuestro objetivo este año pasado, obviando nuevo repertorio para recuperar y asentar el existente, principalmente por el evento del XX aniversario), y es que la mayor parte de los miembros funcionan de oído, con gran mérito, pero ésto dificulta un asentamiento perenne deseable en melodías y acompañamientos armónicos y percusivos, aunque se consiguen grandes resultado al final. Ésto es común en este tipo de bandas, lo viví igualmente con los Blanquillos y con la banda de Valenzuela, sin embargo con tesón y esfuerzo consiguen niveles sorprendentes.

En otros ensayos se modifican instrumentaciones o estructuras musicales con objeto enriquecerlas y mejorarlas. Pero, el mayor reto en un ensayo, montar marchas nuevas, un duro trabajo e ilusionante al ir viendo paulatinamente el resultado óptimo en la conjunción final de las voces, melodías y percusión. Aquí, el mayor problema es el olvido, pues tiran de memoria auditiva y visual, no de partituras convencionales, y la mejor terapia, la repetición, pero el mejor motor es la paciencia, el respeto y el refuerzo positivo y aplauso contínuo para que no decaigan. Sólo así se consigue ilusionar y hacer crecer a estos todoterreno musicales que contra viento y marea (tirando de oído, insisto) son capaces de emocionar a propios y extraños. Son capaces de hacer grande nuestra Semana Santa. Sería deseable otra forma de trabajo, con aprendizaje del lenguaje musical convencional, con trabajo técnico de emisión sonido y batida de baquetas pero para ello se necesitaría una casi exclusiva dedicación de ellos y mía. El próximo año buscaré la fórmula para avanzaren este aspecto pues cada hora de trabajo a corto plazo significará 1 minuto a medio y largo plazo.

A.P.:
7.Actualmente ¿cuáles son las bandas que usted dirige?

J.V.: Este año pasado, tras tres años sin dirigir, desde 2009, volví a mi querida Banda de CC. y TT. de Ntro. Padre Jesús Nazareno para esta Semana Sta. de 2013. Desde 2005 al 2008 dirigí tres bandas, la citada, la A. M. Ntra. Sra. de la Soledad o Vera Cruz y la Banda de CC. y TT. Santo Sepulcro de Valenzuela de Calatrava. El volumen de trabajo agobiente, mi hijo recién nacido y nuevos horizontes en el mundo de la composición al adentrarme en la música de cine, me hicieron poco viable continuar en ellas y fui dejándolas progresivamente. Primero la de los Blanquillos, tras zanjar el encargo de dirigir y producir su primer disco, al año siguiente la de Valenzuela y finalmente la de los Negrillos, con la grabación del complejo proyecto de su segundo CD. Muy a pesar mío, pero era necesario en mi vida parar y priorizar. Ahora, tras ese parón, con algo más de disponibilidad (y morriña) felizmente me encuentro de nuevo en esta gran banda.

A.P.: 8.¿Cuál es el instrumento que más le gusta?

J.V.: Ahí me has "dao". Lo cierto es que, aunque hoy es la trompeta el instrumento con el que mayor nivel técnico desarrollo, y me encanta, he vuelto a retomar el piano de una forma distinta, he aprendido a tocarlo usando partituras, pues hasta hace dos años nunca lo había tocado así, aprendí a tocarlo, como se suele decir, de oído y casi todo lo que he compuesto ha sido con él y de oído, igual que con la guitarra. Es curioso, entras en la dinámica de tocar sin partituras a sabiendas, pasan 20 años, y un buen día decides usarlas y, no sin esfuerzo, descubres un mundo de posibilidades. Pero también siento predilección por la percusión, la batería. Sin embargo, creo que mi instrumento preferido es la orquesta sinfónica (sí, habéis leído bien, hay estudiosos que lo consideran un sólo instrumento, y yo lo suscribo), y de ella el violín y el violonchelo me apasionan. Algún día lo intentaré con alguno.

A.P.:
9. ¿Qué cree que debe expresar una buena marcha?

J.V.: Para un público no experto lo importante debieran ser las emociones que despierte en él, que pueden ser la nostalgia, el dolor, la liberación, la tristeza más absoluta, el fervor de la memoria colectiva, el recuerdo de los desaparecidos... Una sencilla lágrima de alguien, las palmitaciones del corazón o la piel erizada son la canalización más pura de la expresión de los sentimientos, esa imagen muestra la función más importante de la música, que no es otra que la de generar sentimientos y expresarlos. Para un público experto con cultura y conocimientos técnicos musicales, lo anterior cuenta pero, para algunos no es imprescindible, basta con que reúna ciertos requerimientos técnicos complejos, en consonancia con los grandes compositores de la historia.

Yo estoy más en la línea más visceral, para mí es imprescindible que una marcha emocione, que me entrecorte la respiración, que me ponga la piel de gallina y me haga llorar, y cuando ésto me ocurre en Calzada, la emoción me llena de recuerdos intensos, de vivencias que me retrotraen aquellas semanas santas que de niño, adolescente y ya adulto me marcaron, de personas importantes en mi vida que ya no están. es esto lo que para mí debe expresar una buena marcha.

A.P.: 10.¿Tiene alguna anécdota de alguna de las bandas que ha dirigido?

J.V.: Pues sí, me viene a la memoria aquel viaje de vuelta de grabar algunos solos en Alcazar de San Juan, con mi amigo Darío en el primer cd de los negrillos. A pocos kilómetros de Manzanares, sobre la una de la madrugada, empezamos a notar cómo la luz del coche empieza a hacerse tenue poco a poco. Con el mal rollo de vernos tirados en una carretera poco transitada a esas horas, hacíamos fuerza con el cuerpo para llegar lo antes posible, pero la cosa iba a menos hasta que ya casi ni veíamos. Conseguimos llegar a la entrada de un polígono donde dichas luces murieron del "tó" y gracias a la iluminación del polígono industrial conseguimos entrar medio viendo en la ciudad. Llamamos a Pedro (siempre está ahí) y una hora después llegó allí a socorrernos. El coche se quedó allí hasta el día siguiente. ¡Es lo que tiene la música!

A.P.: 11. Di algunas palabras para los lectores del blog. Muchas gracias por dedicarnos este tiempo. Un saludo

J.V.: Gracias a ti por tu atención.
Quiero despedirme pidiendo el aplauso para todas las bandas de Calzada, por el esfuerzo que hacen año tras año, por la pasión que ponen y los logros que están consiguiendo. Y también al de las hermandades, hermanos mayores y sus juntas. El trabajo y el esfuerzo personal y grupal da sus frutos. Las personas que tenemos la suerte de dirigir o ayudar a estás personas no tenemos mucho mérito. El mérito real es vuestro, sois un ejemplo de superación y buenhacer. Hacéis muy grandes nuestras fiestas, nuestras tradiciones, religiosas o profanas, removéis la memoria colectiva de un gran pueblo, hacéis cultura popular, hacéis historia de la música en Calzada de Calatrava. En este sentido, enlazando, quiero decirte Antonio Pablo que, desde tu perspectiva más internauta, a través de tu estupendo blog estás contribuyendo de una forma inigualable a la difusión, perpetuación y engrandecimiento de nuestra Semana Santa. Un aplauso para ti. Enhorabuena por el trabajo que haces.

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