Antes y después de cada una de las procesiones se da el pasacalles. Los penitentes con la banda de música, banda de cornetas y tambores y sección de Armados, se incorporan a la sede de las distintas hermandades en el patio del convento de San Francisco, y desde allí inician un desfile que tiene como finalidad anunciar el comienzo o cierre de la procesión correspondiente.
La gente, en las aceras, contempla y aplaude la vistosidad y marcialidad de la comitiva, que recorre el itinerario de la procesión con paso vivo, de marcha rápida. Después de la procesión se repite el pasacalles, pero en sentido inverso.
Y cuando este pasacalles final retorna al convento de San Francisco, allí, en la sede de la hermandad, los hermanos mayores tiene preparada la invitación, popular y vulgarmente charco, y los penitentes que han intervenido, junto al público que se suma, son obsequiados con los típicos enaceitados,y todo ello, tanto a la ida como a la vuelta, amenizado con selectas piezas musicales interpretadas por la banda de música local y animadas marchas a cargo de la banda de cornetas y tambores.
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